CONTEXTO
HISTÓRICO:
El Barroco es un periodo internacional que se
produce en todas las artes, desde el año 1600 (aparición de la ópera) hasta el
1750 (muerte de Bach). Viene precedido por el Renacimiento y sucedido por el
Clasicismo.
Se caracteriza por el lujo y la ostentación, las
melodías complejas y la aparición de contrastes.
J. S. Bach fue uno de los músicos y compositores más
relevantes del barroco. Su obra es considerada como la culminación del arte
contrapuntístico barroco. Destacan obras como El clave bien temperado, Pasión
según San Mateo, las Variaciones
Goldberg o los conciertos de
Brandemburgo.
GÉNERO:
La obra es un
concierto, la forma instrumental propia del Barroco escrita para un grupo de
solistas y una orquesta, en la que se establece un dialogo o contraposición de
planos sonoros, tímbricos y de otros elementos.
Se estructura en tres
movimientos: allegro, lento y allegro;
de los cuales nosotros comentaremos el allegro o primer movimiento.
Además, en los
conciertos destaca el concepto de virtuosismo: se exige un gran virtuosismo por
parte de los solistas con la realización de pasajes de extrema dificultad.
TEXTURA:
Nos encontramos ante
una obra polifónica, en la cual se emplean sobre todo las texturas de melodía
acompañada y contrapunto imitativo, aunque el acompañamiento tiene multitud de
pasajes homorítmicos y homofónicos.
Por lo general, podemos
clasificar la textura como melodía acompañada, siendo el solista (o grupo de
solistas en este caso) quien realiza la melodía y el resto de los instrumentos
y el bajo continuo el acompañamiento. La melodía acompañada es muy habitual en
el barroco, y que es un periodo que tiende a la polarización, marcando mucho la
diferencia entre la melodía principal y el acompañamiento. Un ejemplo más claro
aún de esta textura la encontramos en la ópera, el género más importante del
barroco.
Sin embargo, si nos
fijamos únicamente en los solistas, veremos que realizan un contrapunto
imitativo que podríamos llegar a tildar incluso de fugado, por el carácter que
adquieren los temas al pasar de un instrumento a otro.
INSTRUMENTACIÓN:
Este concierto es
interpretado por un grupo de solistas formado por flauta travesera, violín y
clavicémbalo, y la orquesta formada por cuerda frotada: violín, viola,
violonchelo y contrabajo.
Uno de los instrumentos
más importantes en la obra es el clavicémbalo, ya que podemos considerar este
concierto como uno de los primeros para clavicémbalo solista. Así, en la obra
comienza ejerciendo la función de bajo continuo, mediante un bajo cifrado, para
luego tomar el rol de instrumento solista con pasajes de gran dificultad.
El violín es el
instrumento solista que comienza la pieza y melodía. De forma anecdótica,
podemos comentar que en esta pieza únicamente se emplea un violín, tanto en la
orquesta como en los solista; mientras que lo habitual era usar primeros y
segundos violines en las obras instrumentales.
Por otro lado, la
flauta travesera para al que se escribió esta pieza no es la flauta actual,
sino una más corta y que tan solo se podía emplear en ciertas tonalidades. Es
otro de los instrumentos solistas, que ejecuta con el violín imitaciones
contrapuntísticas con un carácter casi fugados.
Finalmente, y como ya
hemos comentado, la orquesta está formada por cuerda frotada, realizando el
acompañamiento y bajo continuo.
ARMONÍA:
El concepto de
tonalidad surgió en el Barroco, dejando atrás los modos medievales y renacentistas
para pasar a las actuales escalas mayores y menores con su armonía tonal.
Así, gracias a la
armadura de clave (dos sostenidos: fa y do) y a los acordes principales,
podemos afirmar que este concierto está en Re Mayor.
Armónicamente, se
emplean los acordes tonales para estructurar la obra; siendo Re Mayor la
tónica, Sol Mayor la subdominante y La Mayor la dominante.
Para concretar, podemos
analizar los primeros compases de la partitura, que comienza con el acorde de
Re Mayor en estado fundamental tocado por el clave y un arpegio del mismo con
semicorcheas en el violín, para luego descender la escala de re a mi sobre el
acorde de dominante (La Mayor). Este mismo esquema armónico se repite en
múltiples pasajes.
FORMA:
Es un concierto con
forma de ritornello.
El ritornello abarca la
música comprendida en los ocho primeros compases, y la obra se estructura de
forma que quedan intercaladas las partes de ritornello y solista.
Es importante destacar
que al final hay solo de clavicémbalo (de 64 compases) de extrema dificultad,
tras el cual se vuelve a exponer el ritornello y finaliza la obra
RITMO:
La obra está escrita en
un dos por dos, un tiempo de subdivisión binaria en la que la unidad de tiempo
es la blanca. El tiempo es regular durante toda la obra, y no cambia de compás.
Podemos marcar que en
la versión escuchada, el clavicémbalo da la sensación de acelerarse en su solo,
sin embargo no encontramos evidencias claras de esto en la partitura.
Además, en cuanto a la
agógica o carácter, el tempo es un allegro (100-120 aprox.) y se mantiene
estable durante toda la obra. Tiene un carácter alegre y festivo, bastante
elegante.
MELODÍA:
Consideramos como melodía la música comprendida en
el ritornello e interpretada por el violin solista.
Es una melodía ondulada, si muchos saltos, basada
sobre todo en arpegios y escalas de la tonalidad de Re Mayor, aunque a mitad de la pieza aproximadamente modula a
Si menor (relativo menor). Esta modulación podemos apreciarla gracias al carácter
de la música como en la partitura, indicada mediante el sostenido en la nota
la, sensible de Si menor, así como en el empleo de la escala melódica.
Cabe destacar además el motivo rítmico predominante
es el formado por el arpegio de semicorcheas ascendente, primero en Re
La melodía se mueve por grados conjuntos en múltiples
ocasiones, aunque encontramos algunos saltos de 4ª y 5ª, con cuenta con un
ámbito melódico de 9ª (de la a si) bastante más amplio que en el renacimiento y
edad media.